Ser madre y trabajar al mismo tiempo no es fácil, y si acabas de tener tu primer hijo, menos fácil aún. La adaptación a la nueva situación te exigirá tiempo y esfuerzo. Puede ocurrir, que te sientas culpable por tener que delegar la función del cuidado del bebé en otra persona, Las separaciones cuestan. Por eso, a la hora de volver a trabajar, es conveniente que dejes a tu hijo bajo el cuidado de alguien en quien realmente confíes. Esto te permitirá salir todos los días de tu casa con la certeza y tranquilidad de que el pequeño está en buenas manos.
El recién nacido es un ser indefenso, por eso requiere de ti una entrega casi total. Pero si vuelves al trabajo, inevitablemente no podrás ocuparte de manera directa de todo. Y esto no te pone en falta ni te hace “peor madre”. Progresivamente, el bebé irá comprendiendo que no todo se satisface en el momento en que lo pide e irá aprendiendo a acompasar sus propios ritmos con los del hogar. De cualquier manera, la situación es compleja en un inicio y por ende exige un encare cuidadoso.
Al volver al trabajo es normal sentirse culpable ante la posibilidad de perderte sus primeros acontecimientos, sus primeras palabras, sus primeros pasos. Es natural sentirse así porque estarás delegando el cuidado de lo más preciado que tienes en otra persona.
Para aliviar esta culpa tan habitual y a la vez tan incómoda, conviene que en primer lugar tengas presentes que reintegrarte a tus actividades y dejar a tu hijo por unas horas a diario, no significa que por ese tiempo dejes de ser madre.
En segundo lugar conviene que analices los motivos que te llevan a retomar el trabajo, saber por qué necesitar separarte del bebé te permitirá organizar tus emociones: controlar la ansiedad, sentir menos culpa y lograr cierto equilibrio.
Bibliografía: Bienvenido bebé, guía completa para el cuidado del recién nacido de 0 a 3 meses – UNICEF.