La piel es un órgano sensorial esencial que permite mostrar poco a poco al recién nacido los límites de su cuerpo, en la practica se puede empezar con los masajes desde la primer semana y el mejor momento para dar un masaje será después del baño o antes de acostarse.
El tacto es el primer sentido que el bebé desarrolla, de modo que estos contactos son importantes para su desarrollo. Enriquecen los vínculos que existen entre el niño y sus padres y le brindan un autentico bienestar. De hecho, después de abandonar el delicado hogar de la cavidad uterina, caliente y envolvente, el mundo exterior puede parecerle ligeramente inquietante. Sentirse abrazado y amado lo tranquilizara porque le recordará las caricias que recibió durante vida intrauterina.
Tu bebé agradecerá este momento de complicidad, lleno de amor y de ternura, que se le transmite a través de estos gestos llenos de dulzura. Es un intercambio que presente numerosas virtudes, para el sueño, el apetito, la flexibilidad e incluso la salud. Por lo que masajear todas las parte del bebé le resultará beneficioso tanto para los bebés como también para los papás.
Bibliografía: El bebé, instrucciones de uso – Larousse