Este cambio radical en tu vida implica también una dosis de estrés. Tendrás que adaptarte a un nuevo estilo de vida, a la gran responsabilidad de ser madre, a un desafío en el plano económico, a cambios en la relación con tu pareja y otros miembros de la familia y a todo esto se sumaran noches sin poder dormir como antes.
La clave está en comprender que si bien estas emprendiendo una tarea difícil, hay maneras de aliviarla:
❤️ Descansa lo suficiente. Cuando no se consigue el descanso adecuado el día puede ser más difícil, por esto debes intentar recuperar el sueño perdido en la noche, en distintos momentos del día. Descansar con tu bebé es una técnica efectiva: aprovecha los momentos en que él duerme para tú también dormir.
❤️ Aliméntate con una dieta balanceada. Tomando en cuenta las demandas de tu cuerpo en esta etapa, es importante que sigas una dieta adecuada. Recuerda que el alimento es el combustible necesario para tener energía y proteger tu sistema inmunológico.
❤️ Haz ejercicio. Es bueno para el bienestar físico y mental, y te provee de energía.
❤️ Busca un tiempo exclusivo para ti. Hasta los trabajos más demandantes habilitan un tiempo de descanso, la maternidad no debería ser la excepción.
❤️ Habla con alguien. Una de las mejores formas de evitar o alejar el estrés es compartir las preocupaciones con otra persona.
❤️ Comparte tareas con tu pareja o con quién vivas. Si te sientes superada, tu pareja debe saberlo, conversa con él sobre tus sentimientos y en la medida posible intenta que comparta contigo el cuidado cotidiano del bebé.
Bibliografía: Guía completa para el cuidado del recién nacido, 0 a 3 meses – UNICEF.