El masaje favorece el contacto afectivo del bebé con papá y mamá a través del toque con la piel.
Como prepararse para el masaje…
Antes que nada, la mamá deberá quitarse los anillos y las pulseras, que podrían molestar al bebé, y aplicarse un poco de aceite en las manos. El niño se sitúa boca arriba frente a ella, mirándola a los ojos.
El masaje que se realiza para mimar y relajar puede llevarse a cabo en la posición de “acunamiento” la mamá se sienta en el suelo con las rodillas flexionadas, la espalda apoyada en una pared o en un mueble, y las plantas de los pies juntas.
El espacio que sea crea entre sus piernas constituye una especie de cuna, donde el niño se sentirá recogido y protegido. Si la mamá no se encuentra cómoda en esta posición, podrá crear un “nido” a su alrededor utilizando un cojín de lactancia materna (es decir, un cojín en forma de “U”).
Una última sugerencia antes de empezar es pedir “permiso” al niño. “¿Te damos un masajito?” el pequeño aprenderá a asociar esta frase al ritual.
Así puedes hacerle el masaje:
Por lo general el masaje empieza partiendo de los pies, para ascender por las piernas y termina con un ligero masaje en la carita.
Pies. Con el dedo pulgar, se ejercen ligeras presiones sobre la planta del pie, partiendo del talón y desplazándose hacia los dedos. Se agarra el piececito entre las manos y, después con el otro, se realiza un movimiento circular sobre la planta. A continuación se acaricia el dorso del pie, partiendo de los dedos hacia los tobillos.
Piernas. Se puede realizar el masaje sueco, que imita los movimientos para poner los pantaloncitos al bebé: las manos acarician la pierna desde el tobillo hasta el muslo.
Cara. Con los dedos índices de las dos manos, se parte del centro del labio superior y se desplazan, delicadamente, hacia el exterior de la boca. Este movimiento se repite con el labio inferior.
Bibliografía: Revista Mi bebé y yo – edición Abril/Mayo 2019.