El masaje representa una ocasión magnífica para reforzar la relación con tu hijo, pero también para favorecer la relajación y aliviar algunos pequeños malestares, como los cólicos.
Justo después de bañarlo, antes de dormir o a la hora de la siesta: ¿Cuál es el mejor momento para dar un masaje a tu pequeñito?
No existe una norma válida para todos: cada mamá deberá “captar” las señales que su bebé le envía e identificar el momento del día que mejor se preste para esta costumbre. El masaje se puede asociar al baño, al cambio de pañal o al sueño nocturno. Lo importante es que el pequeño esté tranquilo, no tenga hambre y no esté demasiado cansado o nervioso.
Pero, para que esta cita diaria se convierta en una ocasión de relación para el niño y la mamá, es necesario crear el ambiente adecuado. ¿Cómo? Eliminando la mayor cantidad de distracciones y ruidos de fondo (televisión, teléfono, celular, computadora, tableta, etc.) para evitar interrupciones.
Y el ambiente deberá ser acogedor y tranquilo; las luces suaves y la temperatura agradable, para que el pequeño no sienta frío cuando se le quite la ropita.
Bibliografía: Revista mi bebé y yo – edición Abril/Mayo 2019.